7 ago 2011

PITAGORAS Y EL SONIDO EN EL ESPACIO

¿QUE ES LA ESPACIALIZACION SONORA?

En el siglo VI a.C., Pitágoras contaba entre sus alumnos con un grupo a quienes impartía cátedra situándose detrás de una cortina y en completa oscuridad. Existe la teoría de que su  justificación para no ser visto partía de una idea según la cual el alumno podía concentrarse mejor si se enfocaba totalmente a lo escuchado y se desechaba el contacto visual con el maestro para evitar distracciones. Estos alumnos eran los acusmáticos, los que aprendían sin ver.


Pierre Schaeffer, compositor francés con formación en  ingeniería de audio, es el primero en utilizar el término “acusmática” para referirse a la experiencia de escuchar una música que comenzó a desarrollar desde los años treinta, reemplazando el espacio de trabajo habitual del compositor por el estudio radiofónico y a los sonidos de instrumentos por sonidos grabados cuya fuente podía ser cualquier cosa.  Los avances de tecnología en audio alcanzados durante la Segunda Guerrra Mundial le permitieron profundizar en sus primeros experimentos y llegar hasta la concepción de lo que habría de llamar “música concreta”. La grabación y manipulación de sonidos “extra musicales” están en el centro de la música concreta, evidentemente ésta exigía nuevas condiciones para ser ejecutada y recibida. Así surge una nueva escucha en la que el altavoz juega un papel primordial en la relación entre la obra y el público, un público que recibe sonidos grabados, procesados y compuestos sin identificar necesariamente su fuente –como los acusmáticos recibían las palabras de su maestro sin tenerlo de frente.



La cortina de Pitágoras es sustituida por una cortina de altavoces  y el compositor juega con el arreglo de éstos en el espacio de la sala para permitirle al sonido viajar de uno a otro. Ahora, el ejecutante y el compositor añaden una dimensión extra: la de pensar los modos en que el sonido se puede arreglar en una serie de bocinas y a su vez cómo éstas pueden disponerse para lograr diferentes efectos de difusión sonora. El acusmonium con sus ochenta bocinas, diseñado en 1974 por Francois Bayle y aún funcionando hoy en día, es uno de los momentos cumbre de la acusmática, de una idea que busca llegar al estado de “escucha pura” partiendo de la inmersión total en el sonido.



La aplicación en computadora de algoritmos matemáticos para los fines de la composición musical viene desde mediados del siglo pasado, con Pierre Barbaud, y encontró en Xenakis uno de sus momentos clave. Los entornos actuales de programación como MAX MSP, Pure Data o Supercollider, cuando son dedicados a la creación y al procesamiento en tiempo real de sonidos, arrojan resultados sonoros cada vez más complejos. La espacialización da en la música algorítmica un paso adelante al asignar mediante la cibernética la distribución de los canales de una obra o una ejecución  y su desplazamiento y transformaciones a través de éstos. 

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