El comic narra una vez más la lucha entre el bien y el mal pero en el marco de una historia de suspenso. El misterioso asesinato de un investigador es el puntapié y ya desde el comienzo el lector tiene varias claves que son las que lo llevan a engancharse con una trama extraña. Como decíamos el tinte policial está presente en toda la novela, desde los diálogos, hasta los personajes y situaciones llegando hasta el dibujo que acompaña y no deja cabos sueltos. El mismo es en blanco y negro, con trazos brutales y luces y sombras que aportan dramatismo y hacen pensar en las películas del género de la década del 30’.
La trama es pesada y siempre va en los límites entre lo fantástico y lo real. El ritmo es intenso y mantiene enganchado al lector al cual le es imposible tratar de adivinar como se cierra la historia. Los personajes resultan bien definidos en su carácter salvo el que viene a ser el representante del bien. El mismo llama la atención desde el comienzo por su ambigüedad. Palabra que se puede aplicar en más de un sentido y que encuentra su clímax justamente en el final. Video Noir, hace honor a su nombre con un final inesperado y desesperante. Toda la fe que se le pueda tener a la solución mágica desaparece y el lector se encuentra obligado a hacerse nuevas preguntas sobre lo que debía esperar en la historia.
El toque fantástico y satánico está bien balanceado y logra dar escalofríos. El tono crudo y explícito hace que el relato sea completamente verosímil y marca la línea divisoria entre lo que es un comic para niños y una novela gráfica pensada para adultos. Es una historia chica, que es accesible y de lectura rápida para aquellos que no estén acostumbrados a los comics y que es sumamente recomendable para todo aquel que quiera una historia atrapante.
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