Continuando con los artículos relacionados a la masonería y demás cultos de carácter iniciático, no sería imparcial en mis fundamentos si pasara por alto un hecho que sorprendió a mucha gente en su época, y que no deja de ser fascinante. Me refiero a la peculiar historia de un iniciado en la masonería que quiso dejar su huella en el tiempo a través de una maniobra mediática de dimensiones impensables para nuestros días, a pesar de que diariamente nos vemos inundad@s por desinformaciones múltiples de toda índole. Hoy hablaremos de Leo Taxil, y de cómo engañó, no sólo a la opinión pública, sino hasta al mismísimo Papa León XIII, uno de los mas férreos enemigos de la masonería. Al final del artículo, intentaremos discernir si realmente estamos enfrente de un don nadie con ganas de ascender en la sociedad, un extravagante mitómano, u otro masón que tenía una misión importante como desinformador.
Gestando el engaño--
Gabriel Antoine Jogand-Pagés, alias Leo Taxil, es recordado como una persona sumamente inteligente. Nacido en Marsella (Francia) el 21 de marzo de 1854, no tardó en cultivar su arte como embaucador. Con sólo 19 años, ya había hecho creer a la municipalidad de su ciudad natal, que la costa estaba infestada por hordas de irascibles tiburones. Un par de años después, revolucionó a la comunidad arqueológica con el falso descubrimiento de una ciudad romana sumergida en un lago suizo. Ciudad que algunos sugestionables eruditos decían ver bajo el plácido vaivén de las aguas. A finales de la década del 1870, se dedicó a distribuir y producir periódicos y libros anticlericales (¿Movido tal vez por sus ansias de ser iniciado en alguna logia masónica?), por lo cuál se vio condenado a 8 años de cárcel debido a la crítica desmedida, e incluso fraudulenta de sus publicaciones, llegando al extremo de inventar, diseñar, ilustrar y construir horrendas máquinas de tortura que Taxil atribuía a la inquisición. Por lo visto, logró fugarse a Suiza antes de que lo metieran preso, y al poco tiempo, consiguió beneficiarse con una amnistía; con ella regresó a Francia a continuar con sus locuras.
Hacia 1881, y luego de relacionarse con diversas sociedades de la mas mixta calaña, es aceptada con bastante reparo su solicitud de ingreso a una logia parisina, "Templo del honor"; las dudas que giraban en torno a su figura, eran suscitadas por sus problemas legales, pero finalmente logra su cometido. Lamentablemente para Taxil, es expulsado por plagiar trabajos de otros iniciados, y probablemente por esto, terminaría por dar a luz su obra maestra del fraude.
Expulsado de la masonería, y ávido de nuevas aventuras, decide recluirse en un monasterio y se vuelve un fervoroso creyente católico. Argumentando que una tía suya monja, había rezado por su alma, y convencido luego de largas tertulias respecto a la fé con ella, Taxil dice de su puño y letra que finalmente se convirtió (por supuesto que esto tiene toda la pinta de ser otra falacia). Esto causó mucho revuelo en la sociedad francesa de entonces; hay que recordar que apenas unos años antes, el mismo converso, publicaba diversos pasquines con títulos del estilo de "El cura culo de mono" o "Los amores de León XIII". Tal fue la difusión de su nueva militancia pro católica, que llegó su eco hasta el papa León XIII, invitándolo al Vaticano a cambio de que descubriera algunos misterios de la masonería, misterios que no dudaría en inventarse (o no... de eso se trata este artículo).
Bromas saladas ---
En 1885, publica una carta donde explica el porqué de su recuperación de la fé cristiana, y comienza a escribir ensayos y libros anti-masónicos; en ellos, detalla la adoración en los rituales masónicos hacia Baphomet, macho cabrío que mucho antes fue utilizado como "argumento" por los nobles europeos para desvincularse de los Caballeros Templarios (ya hablaremos en otra entrega sobre sus intrigas), y así acabar con el temple por practicar el satanismo. Esta nueva etapa anti-masónica, fue muy bien aceptada por los creyentes de todo el mundo, por la difusión y empuje que le dio el Vaticano, y también por algunos fieles que de a poco se estaban alejando de la iglesia faltos de fé. Inventa una logia norteamericana, "La orden Palladium", y hace caer la culpa de su fundación sobre un masón declarado y conocido en todo el mundo, el infame Albert Pike.
Se ve que no tenía suficiente con su propia imaginería, y es así como decide traer al mundo a nuevos personajes que apoyaran sus escritos con mas locuras. Pasare a describir a l@s personajes mas destacad@s de su factoría de ficción.
Dr. Bataille: un médico católico que logra infiltrarse en la orden Palladium para revelar sus oscuros secretos, editando un libro para ese fin ("El diablo en el siglo XIX"), en el cual detalla la ubicación de sus múltiples sedes a nivel mundial (Montevideo incluída), y unos misteriosos túneles en el Peñon de Gibraltar. También relata de cómo Albert Pike junto con una poderosa bruja (Sophia Walder, invención de Taxil también), planean adelantar la profecía de la llegada del anticristo. Y a la vez, hace su entrada en el mundo fantástico de Taxil, la divina Diana Vaughan.
Diana Vaughan: elegida por el mismo Lucifer como sacerdotiza suprema. Tiene poderes mágicos, como la ubicuidad, y curandera. Sophia Walder la odia, pero la bella Diana logra escapar de sus garras gracias a la intervención de Asmodeo, conocido demonio de la liturgia satánica. Cabe agregar que Diana Vaughan, existió en la realidad, como mecanógrafa personal del propio Taxil. Uno de las obras cumbre de Diana Vaughan, " Memorias de una ex-paladista", hace mención de una experiencia mística frente a una estatua de Juana de Arco, hecho por el cual Diana se convierte al catolicismo (esto encantó a tod@s l@s lectores).
A pesar de lo increíble que puedan resultar estos relatos, sacerdotes, eruditos y anti-masones, apoyaban con fervor todo lo que escribían los alter-egos de Taxil, quien no dudaba en hacerles interactúar entre sí a través de correspondencia ficticia. Algunos dementes fanáticos, llegaron asegurar que les habían conocido en persona. En alguna ocasión, algún escéptico le preguntó a Taxil en una conferencia pública sobre algún dato que demostrara la existencia de dichos personajes. Taxil lo solucionó mostrando una foto de la supuesta Diana Vaughan a los asistentes, y con eso les tranquilizó... por cierto tiempo.
Un par de meses después de este suceso, Taxil trama su coda dramática, haciendo aparecer por vía epistolar a Diana Vaughan. En una carta enviada a la prensa, convoca un congreso en el salón de la Sociedad Geográfica de París, donde revelaría los mas oscuros y siniestros misterios de la orden satánica a la que "pertenecía". Asi es como, el 19 de abril de 1897, y ante una gran multitud, Taxil sube al escenario donde debería presentarse Diana Vaughan, para pronunciar estas escuetas palabras: "el paladión, ya no existe; yo lo creé y yo lo destruí". Acto seguido, y ante la atónita mirada de tod@s los presentes, escapó del recinto por una puerta trasera para no sufrir la cólera del público allí reunido. La prensa escrita, hizo una breve nota en un periódico francés, "Le matin", dónde aconsejaba a sus lectores a no seguir ciegamente todo lo que leyeran.
Conclusión: tal vez Taxil sólo buscaba fama y reconocimiento. O tal vez el engaño le causara regocijo al ver como miles de personas caían en sus macabros embustes. Yo me pregunto si Taxil alguna vez fue realmente expulsado de la masonería, y fue una maniobra masónica para esconder en un mar de dudas la verdadera índole de la "Gran Obra" masónica. Es un argumento perfecto para desmentir cualquier conjetura sobre las creencias en los grados superiores, y poner en duda cualquier planteamiento conspirativo acerca de sus integrantes. Le invito a que saque usted sus propias conclusiones. Gracias por leer, y comente abajo.
muy bueno el articulo, y ya que al final invita a la reflexion ahi va la mia: Descifrar y no caer en la desinformación es el desafio de nuestra generacion, internet puede convertirse en una herramienta util para la liberacion personal, o todo lo contrario, la realizacion del sistema panoptico en manos de quienes nos quieren hipnotizados e idiotizados. A veces pienso en personajes como Leo taxil actualmente embarrando la cancha, distrayendo de lo importante, mas alla de si responden a intereses o no, me parecen de lo mas dañino, y dentro de estos desinformantes (se que muchos no van a coincidir) meto en la bolsa a muchos como David Icke por citar uno bien conocido.
ResponderEliminarGracias por el comentario. De eso trataba la nota.
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